En bovinos, equinos, ovinos, caprinos, porcinos, perros y gatos para el control y tratamiento de procesos hemorrágicos (quirúrgicos y traumáticos), e intoxicaciones con anticoagulantes cumarínicos
Vitamina K: Es esencial para la formación de protrombina en el hígado. Su deficiencia produce hipoprotrombinemia (deficiencia de protrombina en la sangre) que afecta la cascada de los eventos que producen la coagulación sanguínea causando hemorragias internas, externas y hematomas que provocan severa anemia de tipo hemorrágico, anemia hemolítica, ictericia y muerte en pocas horas. La vitamina K es usada en el tratamiento de hemorragias causadas por hipoprotrombinemia, como consecuencia de intoxicaciones con trébol dulce (Melilotus alba y M. oficinalis), heno y ensilajes contaminados con sustancias anticoagulantes que interfieren la síntesis de protrombina y los factores de coagulación VII, IX y X a nivel hepático.
Vitamina C: Los niveles orgánicos de vitamina C no son bajos en condiciones normales, sin embargo, en animales sometidos a intenso desgaste orgánico y anímico, los requerimientos aumentan
haciéndose indispensable su administración debido a que el almacenamiento en el hígado es muy limitado. La vitamina C es esencial como coenzima en la oxidación de la tirosina y fenilalanina.
Es fundamental en el proceso de cicatrización de heridas (reepitelización) y como impermeabilizante capilar en el proceso de coagulación, por lo que en su ausencia los vasos capilares se hacen excesivamente frágiles con predisposición a hemorragias y hematomas, por traumas externos, procedimientos quirúrgicos
o procesos espontáneos de difícil control, facilitando el rápido deterioro de los animales. La vitamina C es factor importante en el desarrollo normal de los huesos y además, es utilizada por los mecanismos de detoxificación de sustancias como: Arsenicales, sulfonamidas, salicilatos, estilbestrol y barbitúricos. Numerosos factores de estrés aumentan los requerimientos de vitamina C y
Vitamina K: Coccidiosis, enfermedades parasitarias (hemoparásitos, ectoparásitos y endoparásitos), enfermedades infecciosas, desbalances nutricionales, deshidratación, manipulación frecuente o inadecuada, vacunación.